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#Cosasqueno [parte 1]. Alguien tenía que decirlo


Hoy voy a descargarme de ciertas tonterías, porque son tontadas al fin y al cabo, pero me apetece evidenciarlas. Quizá usted y yo coincidamos en algunas, o bien puede aportar las suyas propias. Riámonos un poco en medio de lo importante.

Hay cosas –materiales– con las que no puedo. Algunas son manías, pero otras simplemente no deberían existir. Es que me fastidian, me irritan, me sacan de mis casillas. Ahí van unos ejemplos.

  • El nylon: ése con el que cosen las etiquetas a las prendas textiles. Hilo finísimo y molestísimo. Cualquier etiqueta que no sea de raso, molesta y esto es así. El nylon ¡para pescar con caña!
  • La piel seca del ajo, de una cabeza o de un diente, da igual. Pelar uno, previo machaque, y que se te quede un trozo de peladura pegada a los dedos o se caiga al suelo volando...
  • Los “abrefácil” de fina capa plástica, léase envases de lonchas de jamón cocido, anchoas y boquerones en aceite, etc., esos que tienes que separar con la uña y no hay margen para cogerlos entre las terceras falanges para tirar y abrir. Terminas por asesinarlos con un cuchillo.
  • Las boquillas de los envases de vinagre. Si todo está orientado a abrir las cosas sin utensilios, ¿por qué hay que usar una tijera para cortar el pijorro de plástico y que aparezca el agujero para el chorro?
  • Los libros de tapa blanda con solapa muy ancha. Se vuelven rebeldes en su portada: siempre se queda ligeramente levantada. Tengo que castigarlos boca abajo.
  • La pieza de plástico de una grapadora corriente, que sirve para tirar del muelle y abrir el cargador de grapas. ¡Siempre acaba rompiéndose y hay que usar la punta de un boli o similar!
  • Esa gotita de miel, que por mucho cuidado que pongas en que no caiga de la cuchara al meterla en el tarro, acaba por escurrirse por el lateral del envase. Y tú no te das cuenta hasta que a la mañana siguiente vuelves a cogerlo y el cristal, inesperadamente, está pegajoso, tus dedos quedan pegajosos y el pringue se extiende a todo lo que toques.
  • Los cubiertos de plástico, y los vasos y platos de cartón. Dentera me dan.
  • Ah, y los contenedores amarillos para basura plástica: los agujeros son pequeños, la bolsa llena y bien atadica nunca pasa por el aro y termina quedándose encajada tapando el hueco. ¡Ay, qué dolor!

Paro aquí.

[Imagen: Detalle de "La casa de Dios" de Julio Basanta. Arte bruto. Épila. Foto: Yo.]

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