El panorama de dolencias psicológicas y psiquiátricas cada vez es más extenso y determina gran parte de nuestras relaciones. ¿Qué está ocurriendo? Yo me pregunto si realmente los trastornos de la mente y la conducta son más numerosos y evidentes, o es que los especialistas nos los muestran con mayor frecuencia y se difunden rápidamente. Porque ahora proliferan los síndromes de todo tipo y de dudoso fundamento: posvacacional, del nido vacío, del cambio de hora, de la cabaña, del impostor... Éste último acabo de descubrirlo y me ha dejado atónita. Consiste en pensar, cuando uno triunfa, que ha llegado ahí por suerte y que en el fondo no lo merece. Sentirse un impostor y temer que te descubran. Vaya… ¿Y a eso hay que llamarlo síndrome? Por favor, dejemos de banalizar, pues estamos convirtiendo en enfermedad unos simples procesos a los que sólo hay que adaptarse. Entre miedos, fobias e hiperactividades varias nos están presentando un escenario cuasi-infantil, donde cualquier carita triste,
Una de cal y otra de arena. Una selección de mis artículos de actualidad. Mi columna de los sábados. Por Marisa Lanca