Llegar lejos, llegar alto, llegar rápido. Son las consignas actuales recomendadas para triunfar. En varias ocasiones y por diferentes motivos en mi vida algunas personas me han dicho: “Tú llegarás lejos”. Y yo hasta lo creí y todo. Confieso que me da tanto vértigo la altura, como el exceso de velocidad y las largas distancias respecto a mi hogar. El punto más lejano adonde he llegado ha sido La Habana, y lo más alto… creo que el cielo que surcó el avión que me llevó de ida y vuelta, a gran velocidad, por cierto. Fue un viaje de celebración. Ironías aparte, pienso en el hecho de llegar. Implica tener antes una meta programada y una intención de avanzar, recorrer un camino. Pero también conlleva un fin, un término, una detención del movimiento, un 'ya está – y ahora ¿qué?'. ¿Y por qué el lugar ideal debe encontrarse lejos o alto? ¿Por qué la necesidad de ahorrar tiempo? Quizá con buena intención nos aconsejan mal. Nos pronostican un futuro exitoso animándonos a alcanzar un dest
Una de cal y otra de arena. Una selección de mis artículos de actualidad. Mi columna de los sábados. Por Marisa Lanca