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Mostrando entradas de enero, 2021

Reírse del mundo

Emiten en televisión un anuncio publicitario sobre un producto, de cuyo nombre ahora no quiero ni puedo acordarme, bastante sorprendente en su mensaje. En una reunión familiar, el joven hijo, temeroso de la posible bronca que le va a caer, le comenta a su padre que le ha rayado el coche. En el televisor del fondo se oyen las noticias, desesperanzadoras un día más, sobre la pandemia que nos toca vivir. El padre lo mira y, de repente, suelta una carcajada. El ambiente tenso se torna distendido. En otra escena, una chica sale de su casa: al mismo tiempo que cierra la puerta se da cuenta de que ha olvidado las llaves dentro. Su reacción no es de fastidio, al contrario, se le ilumina la cara con una gran sonrisa. Le siguen dos escenas similares: la de una pareja que coge el coche para ir a divertirse y no arranca, y la de una vivienda donde sus moradores observan cómo una inesperada gotera quiere arruinarles lo que iba a ser un prometedor día. En ambos casos los protagonistas también reacci

Gigantes y cabezudos

Me gusta lo pequeño.  Lo mediano suele funcionar, pero es aburrido. Grande es un adjetivo que admito sólo para alabar a una persona, un acto o un descubrimiento. Aunque para las alabanzas existe una extensa variedad de calificativos mejores a elegir. Me atrae mucho más mirar por un microscopio que por un telescopio. Lo diminuto se me antoja apasionante, mientras abomino de lo gigante porque me pierdo en la inmensidad y porque me suena a algo agresivo, amenazante, excesivo, y a la vez hueco, frío, cavernoso. Los gigantes, esos seres mitológicos, literarios o de la cultura popular, que al fin y al cabo viven en nuestra imaginación o alimentan recuerdos infantiles, nos inspiran más ternura y simpatía que terror. Sin embargo, existen en la actualidad unos entes enormes, reales, aspirantes a verdaderos monstruos, a los que se conoce por el nombre de “Los gigantes de…”. Y nos resultan bien ‘familiares’. Añádase tras los puntos suspensivos: la comunicación, internet, el petróleo, la energía,

Blanco níveo

Por estos lares la nieve resulta algo excepcional. Y, cuando llega, provoca reacciones de toda índole. La primera es ilusión. Nos ilusionamos y asombramos. La observamos caer con una emoción desbordada, como lo hace un niño, como lo hicimos nosotros mismos en nuestra niñez. A pesar de las molestias que ocasiona a muchos niveles, parece que el augurio de buenaventura sobrepasa en alto grado a los inconvenientes prácticos. También nos genera un ímpetu por pisarla, tocarla, interactuar con ella y, por supuesto, que nos haga cosquillas en la cara. Momentos felices. Para mí hay dos cosas sobresalientes de este elemento que me seducen y me atrapan. Una es su color. La nieve posada, sin mácula, es de un blanco sobrenatural. Pura luz, fría, pero luz, de la que no molesta mirar. Lo he comprobado hoy. Todo lo que yo creía blanco: el pelo de mi gata Umeboshi, las sillas de plástico del jardín, los desconchados calíferos del muro, han resultado amarillentos o ligeramente oscuros, junto a la superf

Esperando

Nuevo año, nueva… ¿qué? ¿Vida? ¿Esperanza? ¿Qué es lo que realmente esperamos? Me pregunto. Seguramente son más fuertes los deseos y los sueños. Porque implican una intención, provocan una actitud, espolean los costados de nuestro yo “noble bruto” para convertirlo en trotón o corcel. Y ahí se desencadena una secuencia de uves victoriosas: Voluntad, volante, voltear, volcán, voladura, voltaje, volcarnos, volar, volatilizar, ¡volavērunt! (volaron), volver (a empezar). “El que espera desespera”, nos dice el dicho. También que “La esperanza es lo último que se pierde”. Y “De nadie esperes lo que por ti mismo hacer pudieres”. O “El que esperar puede, alcanza lo que quiere”. ¿Cuál define nuestra personalidad? ¿De qué lado estamos?  Espero y deseo que… Eso es pedir mucho. Mejor: voy a hacer todo lo que pueda por… ¡Qué solos estamos! Las circunstancias obligan. Y, sin embargo, desde nuestro aislamiento esperamos recibir mensajes de los demás, cuando sólo nos comunicamos (y no es mi caso) con e