Nuevo año, nueva… ¿qué? ¿Vida? ¿Esperanza? ¿Qué es lo que realmente esperamos? Me pregunto.
Seguramente son más fuertes los deseos y los sueños. Porque implican una intención, provocan una actitud, espolean los costados de nuestro yo “noble bruto” para convertirlo en trotón o corcel. Y ahí se desencadena una secuencia de uves victoriosas: Voluntad, volante, voltear, volcán, voladura, voltaje, volcarnos, volar, volatilizar, ¡volavērunt! (volaron), volver (a empezar).
“El que espera desespera”, nos dice el dicho. También que “La esperanza es lo último que se pierde”. Y “De nadie esperes lo que por ti mismo hacer pudieres”. O “El que esperar puede, alcanza lo que quiere”.
¿Cuál define nuestra personalidad? ¿De qué lado estamos?
Espero y deseo que… Eso es pedir mucho. Mejor: voy a hacer todo lo que pueda por…
¡Qué solos estamos! Las circunstancias obligan. Y, sin embargo, desde nuestro aislamiento esperamos recibir mensajes de los demás, cuando sólo nos comunicamos (y no es mi caso) con emoticonos, mensajes cortos o imágenes reenviadas multitud de veces. No esperes. Llama tú de una vez. Pero descuelga el teléfono y emite tu voz, en directo. Y escucha la voz de tu persona querida, que te cuente. No la ves ni te ve; en cambio, percibirás perfectamente cómo se siente, y ella también, sin necesidad de posar y sonreír impostadamente como suele hacerse en una videollamada. ¿Acaso lo que nos venden la mayoría de las compañías no son llamadas ilimitadas? Pues aprovechémoslas en lugar de desgastar los dedos en teclear y teclear. Además, algunos se ahorrarán el delatar su dudoso nivel ortográfico.
Quizá lo que esperamos con más ahínco en el momento presente es que desaparezca la pandemia ya de una vez. Pues va a ser que de una vez no ocurrirá. No es posible. Entre otras cosas porque ya van varias veces en que nos relajamos y la incidencia del bicho repunta. Seamos responsables y consecuentes. Preguntémonos: ¿En qué puedo colaborar yo para que esto remita? Es así de sencillo.
Mientras tanto, pienso que lo mejor es que tratemos de hacernos la vida, o al menos este tramo que llamamos año 2021, lo más fértil que sepamos, y lo sembremos generosamente de palabras, gestos y acciones teñidos del color que más nos guste. Os garantizo una buena cosecha.
¡Adelante con él!
2/1/2021
[Imagen: "Renacimiento". Marisa Lanca]
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