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Mostrando entradas de octubre, 2021

Fantasmías animadas de ayer, hoy y mañana

Faltan breves para el día de todos los santos, la noche de las ánimas, y ya acusamos el sinvivir provocado por un ambiente repleto de telarañas, calabazas, brujas, calaveras, fantasmas y seres oscuros de toda índole, que nos recuerdan otro sinvivir, pero de verdad, la muerte. Digamos que la sociedad, blandita ella, pretende que sólo experimentemos el lado amable y distendido del asunto: el miedo también puede ser divertido; las ánimas, animosas; los difuntos, chistosos; y la muerte, un disfraz carnavalero.  No me niego a sacar a la luz la parte liviana de las cosas, al contrario, lo celebro. Pero todo tiene su otra cara, la real y cruda, y no está de más celebrarla en ese sentido también, de forma natural. Porque todo llega y nos llegará a nosotros un buen o mal día, según se mire, el momento en que nos esfumaremos. Hay que tenerlo presente. Si no somos devotos de los cementerios, al menos realicemos un paseo por la memoria. Las personas queridas que nos dejaron merecen siempre nuestro

La nueva censura: mascarillas para los ojos

Recientemente ha saltado la noticia de que tres de las redes sociales ‘más sociales’ han resuelto suprimir de su escaparate virtual varias imágenes artísticas subidas por dos museos de Viena, al considerarlas “pornográficas” (¡increíble!). Un acto de censura de tomo y lomo; por desgracia, cada vez más frecuentes. Y para denunciar este atropello, ambos museos se han unido a una plataforma digital para adultos, donde ahora exponen las piezas censuradas: obras de Rubens, Schiele, Modigliani y Koloman Moser, entre galerías de fotos y vídeos de contenido erótico y pornográfico sin cortapisa alguna (curioso). Nuestra inmersión permanente en internet lleva a que los controladores de redes sociales se froten las manos, sabedores del poder manipulador que pueden ejercer sobre los individuos y sus hábitos. Y lo ejercen, ya lo creo. Con la excusa paternalista de protegernos, van extendiendo un puritanismo de nuevo cuño, que verdaderamente raya en lo ridículo. Pero, claro, ante protestas evaden re

De costumbres, cambios y otras luces. [Reflexiones otíticas]

Escribo esta columna a boli en un cuaderno, desde el sofá, con mantita, capeando una otitis doble a base de antibióticos y antiinflamatorios. No es lo normal, pero es que ya estamos en pleno otoño y mi actual estado de destemple precisa un mayor nivel de acurrucamiento. De momento, vamos a lo cercano: reflexiones de auto-observación. Cada día soy menos noctívaga y más adoradora del sol. Antes, en el estante de la cocina tenía dos o tres botecillos de especias que apenas usaba. Ahora no puedo pasar con menos de diez. Lo natural está ocupando a saco todo mi territorio vital conquistado por lo artificial hace ni me acuerdo. Siempre me había cautivado tanto el otoño como el invierno. Hasta hace un par de años. Ya no soporto las bajas temperaturas, el frío me incomoda, me corta las alas, me produce desazón máxima. Cada vez me gusta más pasear a pie o en bici, pasear por pasear, sin prisa. Y prefiero hacerlo bajo un sol de justicia, sintiendo el calor sobre mi piel, que enfundada con cuatro

Entre listos anda el juego

Riquezas ocultas, filtración de documentos, paraísos fiscales, patrimonios millonarios, arquitectura financiera, multinacionales, evasión de impuestos, negocios opacos, puertas giratorias, fichajes estrella. Las maniobras del poder no saben de escrúpulos y las reglas del mercado no conocen la blancura. En el juego económico de nivel superior no cabemos ni tú ni yo, porque nos dan un puntapié directo al estómago para recordarnos que lo que nos toca a ti y a mí es pagar, sólo pagar sin protestar. La codicia de altas esferas pisa fuerte, mira hacia arriba, nunca alrededor. Si acaso, de refilón, baja la mirada hacia el inframundo apestoso para asegurarse de que ningún incauto valiente le dé por subirse a la cuerda del helicóptero. En ese caso las tijeras están preparadas, incluso la rodilla levantada en cuyo extremo inferior pende una buena bota con suela reforzada para machacar intrusos. Resulta del todo indecente cuando los medios nos escupen cifras, montantes y sonantes, sobre fortunas,

Café y Komorebi

Existen palabras que definen a la perfección el concepto de la cosa a la que se refieren. Algo concreto que no da lugar a dudas, porque la asociación con su significado es inmediata. Como el café. Y hay conceptos, con forma de sensación, que no encuentran su palabra definitoria salvo en el idioma origen de su creación. Es el caso de komorebi, término únicamente japonés. No existe equivalente en otra lengua. Significa “los rayos de sol que se filtran a través de las hojas de los árboles”. Hace referencia a un momento concreto en el que se produce un juego de luces y sombras, y acoge tanto el paso de la luz entre la vegetación como el reflejo que provoca, la sombra proyectada sobre otros objetos.  La cultura japonesa es hábil en dar nombres a ciertas emociones estéticas. La delicadeza y la sensibilidad con que miran y admiran dotan a su lenguaje de una riqueza poética sin igual. Komorebi es un ejemplo recién descubierto que desde ya mismo j’adore . Y cuando digo j’adore quiero decir que