Las dualidades conviven en el mundo desde que lo es. Cualquier dualidad que se precie, incluye la complementariedad, es decir, uno necesita del otro, ambos coexisten porque se tienen y sostienen. A nivel de comunicación, que me interesa especialmente, el asunto no se queda atrás, y así hay locutores y radioyentes, actores y público, presentadores y presentados, escritores y lectores. Unos sin los otros carecen de sentido. Y viceversa. Amor recíproco. Y llegamos al territorio de los opinadores. Ay, ése es otro cantar. Porque, por lo general, son sujetos invitados a opinar, bien sea por un programa de tv, de radio, una publicación periódica o simplemente son autónomos en redes digitales. ¿Quién es su complementario? ¿Quién los necesita? ¿A quién necesitan ellos? Complicado. Emitir una opinión sobre un asunto conlleva problemas. El principal es el propio acto de opinar. Se comienza internándose con precaución en sendas desconocidas y, si se baja la guardia, se puede pecar ejerciendo de c
Una de cal y otra de arena. Una selección de mis artículos de actualidad. Mi columna de los sábados. Por Marisa Lanca