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Mostrando entradas de febrero, 2021

Patrañas y especiotas

  La lengua castellana cuenta con un vocabulario tan rico, que da gusto pasearse por un diccionario, si es el de María Moliner mejor que mejor, y descubrir palabras al azar. Me maravillan las palabras. Cuando estudiaba la EGB (Educación General Básica) tenía una asignatura favorita: lenguaje. Ahí entraba el vocabulario, la gramática y la ortografía. Todos los ejercicios eran para mí un juego. Recuerdo el de ‘cada oveja con su pareja’, que consistía en enlazar vocablos de dos columnas con un significado similar o contrario; aprendíamos las conjugaciones de los tiempos verbales como un concurso en que si acertabas adelantabas un lugar en la fila; rellenar el hueco vacío en una frase con la palabra adecuada suponía un logro fantástico. Pero lo que me producía más satisfacción era descubrir sinónimos y antónimos. Eso suponía consultar el fabuloso mundo del diccionario. Todavía me acompañan algunos tomos de enciclopedias de consulta y diccionarios varios: de latín, de español-francés y otro

De violencia, violentos y violetas

A tenor de la actualidad, quiero expresar mi rechazo a lo que resulta una cualidad totalmente descartable en una convivencia. Se trata de la violencia. Etimológicamente deriva del adjetivo en latín violentus : “el que actúa con mucha fuerza”. Y se verbaliza en violare : actuar violentamente, agredir. De ahí surge violar y violación. Tenemos un grave problema cuando ejercemos la violencia para expresar nuestro descontento (sujeto primero), cuando nos solidarizamos con ese sujeto mediante protestas agresivas (sujetos segundos), y después, cuando los cuerpos y fuerzas de seguridad responden a esos protestantes con excesiva autoridad (sujetos terceros). Ya entenderéis de qué hablo. Violencia llama a más violencia. Nunca es una solución. Y no importa si cualquier sujeto la aplica verbal o corporalmente, por acción, omisión o silencio cómplice; si es a persona, animal u objeto; asimismo, si responde a una causa o gratuitamente. No existe justificación al hecho de agredir con fuerza e i

Sin tapujos. [Arrojaescudos, sí, ¿y qué?]

  Hablemos de tapar, tapaderas y tapujos. La gran paradoja de la obra teatral que representamos ante el mundo consiste en que pretendemos mostrar una imagen divina y demostrar una actitud de seguridad, y a la vez consentimos que el dueño del teatro nos corte las alas soñadoras censurando nuestros supuestos dislates, tápese por favor. Mientras tanto, todo aquello que queremos ocultar, lo íntimo, lo doméstico, nuestras miserias o pecados, todo eso es absorbido en forma de datos algorítmicos por los grandes mecenas de este espectáculo. C’est la vie . Pagamos un precio, siempre. Tapar o destapar implica un acto voluntario de cerrar o abrir un contenedor por medio de una tapadera. Pero lo importante no es el acto en sí, sino el contenido, que adquiere inmediatamente un cariz de valioso. Alguien quiere protegerlo. O alguien quiere descubrirlo. Y, al hablar de tapadera, la cosa ya huele a cierto delito. Me da la sensación de que estamos rodeados de tapaderas, tanto a gran escala como a nive

Preocupaciones

Nos hallamos todos entretenidos, porque el mundo resulta así de caprichoso, en cómo salir a flote e indemnes de este sinvivir que es una situación pandémica. Nuestros hábitos se han visto trastocados hasta tal punto, que no nos encontramos ni a nosotros mismos. ¡Carallo! ¿Quién lo iba a decir? Recuerdo cuando cumplí los dieciocho. Estaba contenta, pues suponía para mí un cambio significativo: se me abrían las puertas a un sinfín de experiencias, entre ellas el permiso de conducir, la mayor libertad de horario, la oportunidad de salir a estudiar fuera del pueblo; a los ojos de los demás ya era una persona hecha y derecha, mayor de edad, yo misma. La vida por delante. Fantástico. Sin embargo, fue muy diferente al cumplir los veinte. No lo celebré igual. Mi sensación fue de cierto temor, me caía un gran peso encima: el peso de la responsabilidad individual. Ahora sí que sí, ya no dependo más que de mí y de mis actos. Y llegaron las preocupaciones.  Preocuparse. Ocuparse de algo antes de q