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De membrillos

Hoy he cocinado carne de membrillo. Mi madre me ha enseñado a prepararla y saborearla, y mi padre a amar el fruto que con tanto primor cultiva junto a otros frutales.

Su nombre científico es Cydonia oblonga. En la antigua Grecia era un fruto consagrado a Afrodita con el nombre de chrysomela, esto es, ‘manzana de oro’. Fue símbolo del corazón y los enamorados enviábanselo atravesado con una saeta. Así pues, el membrillo se ha relacionado tradicionalmente con el matrimonio, la fertilidad y el sexo.

A principios del s. XVII el maestro Diego López recomendaba en unos versos que la esposa, antes de acostarse con su esposo, comiese un membrillo, pues importa que la gracia que sale de la boca y de la voz debe ser bien compuesta, y el membrillo rehace el corazón y pone suave aliento. Asimismo Cervantes, en la segunda parte del “Quijote”,  escribe un pasaje donde el médico Pedro Recio recomienda al gobernador Sancho Panza una dieta específica “para conservar su salud y corroborarla”, que consiste en “un ciento de cañutillos de suplicaciones y unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le asienten el estómago y le ayuden a la digestión”.

Abundan los ejemplos literarios posteriores, donde el término “membrillo” va adquiriendo otro tono, asociado al ‘miembro’ viril. Ahí tenemos a Góngora:

“Vio una monja celebrada

tras la red el niño Amor,

tan quebrada de color,

cuanto de mil requebrada;

ser su devoto le
agrada,

y a ella no el recibillo,

aunque fueran de membrillo

tan en carnes por enero.”

O a Quevedo:

“Que pretenda el maridillo,

de puro valiente y bravo,

ser en una escuadra cabo,

siendo cabo de cuchillo;

que le vendan el membrillo

que tiralle era razón,

chitón.”

Le sumamos un refrán de la época: “Espada, membrillo y mujer, si han de ser buenos, de Toledo han de ser”. Ahí queda eso. Tan diferente al popular y sencillo: “Septiembre con los membrillos colorea el campo de amarillo”.

Como último toque semántico, os dejo un conocido fragmento del tema musical ‘Entre dos tierras’ de Héroes del Silencio: “Déjalo ya. No seas membrillo y permite pasar. Y si no piensas echar atrás tienes mucho barro que tragar”. Realmente hay que ser un ídem para no captar el significado membrillero de candidez, ingenuidad, flojeza de espíritu.

¡Feliz Navidad, cómprate unos membrillos y, al menos, disfruta de su aroma!

19/12/2020

[Imagen: "Dama membrillera". Autorretrato]

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