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Llámame Tetlock y te contaré un cuento


No existe un hábitat más propicio para la vida de los expertos que los medios de comunicación. La actualidad y sus embates son como agua de manantial para los sedientos e insaciables mass-media, ávidos de información, obsesionados con el despliegue periodístico, y prestos a rociarnos a mansalva con el líquido filtrado, atomizado, teñido de cierto color amarillo. Es en el proceso de atomización donde interviene el personal experto y donde Tetlock tiene algo que decir en forma de teoría. 

Phillip Tetlock, psicólogo y sociólogo canadiense, es autor del brillante ensayo “El juicio político de los expertos” (Expert Political Judgment: How Good Is It? How Can We Know?), donde asegura que los expertos son bastante malos como pronosticadores. Sus aciertos apenas superan el de las predicciones hechas al azar. En un estudio de enormes dimensiones que llevó a cabo entre 1984 y 2003, Tetlock analizó las predicciones de 284 expertos en política para ver hasta qué punto se cumplían sus previsiones. El resultado fue que las grandes estrellas del análisis político que aparecían en los medios más importantes eran los que más fallaban, los erizos sagrados.

Según su teoría, los expertos, tertulianos o analistas, pueden dividirse metafóricamente en dos categorías: los zorros y los erizos. Los zorros se caracterizan por saber poco de muchas cosas, beben de una variedad ecléctica de tradiciones y aceptan la ambigüedad y la contradicción como aspectos fundamentales de la vida. Aciertan más porque dudan y elaboran sus argumentos con “por un lado” y “pero por el otro”. Los erizos, en cambio, saben mucho de una cosa, se afanan en el marco de una sola tradición y formulan soluciones previsibles a problemas mal definidos. Sus “sin duda” aciertan menos, aunque los convierten en más mediáticos porque están provistos de mayor tenacidad para imponerse en los debates ideológicos. Igualmente son los que más dificultades tienen para cambiar de opinión.

Todos conocemos a zorros y erizos en nuestro panorama tertuliano de televisión, radio, prensa y redes sociales, pero sobre todo erizos. Hay muchos erizos, de hecho, lo copan todo. Ya sea en el delicado tema de la pandemia, ya en el tarifazo eléctrico, en los procesos electorales sempiternos, o hasta en el fútbol, la mayoría de pronosticadores desgranan su sapiencia erizuna a destajo y son escuchados por su audiencia con un movimiento continuo de cabeza de arriba abajo, o de izquierda a derecha, mientras los escasos zorros sólo miran al cielo.

Opino que los medios deberían contar más a menudo con gente de la calle, sencilla, no experta, pero sí afectada por los asuntos en cuestión. O con niños, que emiten sus juicios desde la sabia ingenuidad. O con diletantes, como yo, simples aficionados a saber, conocer y hacerse preguntas, sin otra pretensión que la curiosidad.

Tetlok, como experto, quizá también falle. A mí me convence, mucho más que los cuentos que nos cuentan a diario.

[Imagen: "La luna en sus 48 colores". No sólo Sputnik]

28/08/2021

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