Cerrar un libro tras una lectura satisfactoria provoca una corriente de aire leve, como un último suspiro. El cúmulo de letras ordenadas que lentamente han ido rellenando en forma de ideas los huecos sedientos del cerebro ya han cumplido su misión. Territorio conquistado. Victoria.
Acabo de terminar de leer un gran libro. Me siento henchida, enriquecida, pletórica. He adquirido una nueva dimensión. Y así, como quien no quiere la cosa, me he acordado de una canción, quizá la que más me gustó de Mecano en su momento: Aire. “Soñé por un momento que era aire. Oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida ni color. Fui aire volador”.
Pienso en el aire de literatura y en el aire de música. Buenos aires para sanar. Respirar cultura. Exhalar creatividad. Aliento imprescindible para vivir. Y me viene a las venas otro Aire, el de José Mercé. “Aire, aire. Pasa, pasa. Que tengas la puerta abierta. La alegría pa' la casa. Aire pasa. Lele, pom pom. Aire nuevo, aire fresco pa’ la casa”. Hay que ventilar. En cada escrito del blog ventilo un poco mi casa de papel. Tengo otro blog que se llama Estoy en el aire. Mi pasado. Siempre palabras al viento. Buenos Aires, me acuerdo de ti sin haberte pisado. Aire de tango. Sacrificaría sólo por vos mi miedo a volar. El único destino merecedor de mi autocastigo. Espérame.
Al aire libre sacudo el polvo de mi esqueleto y lo pongo a bailar, para conquistarlo con sonrisas. Y él me susurra desde Huesca: “Ah-ah, cógelo, ah-ah, y agítalo, porque está en el aire”, ecos de Los Mestizos. Soy chica de provincias y me gusta el rock and roll. Será por eso que al aire lanzo también mis puñetazos de rabia, mis patadas extremas y mis gritos silenciosos al estilo Munch.
Suena la radio. Estamos en el aire. Las ondas hertzianas viajan llevando mensajes inteligentes, compartiendo vivencias, testimonios y noticias, creando lazos acústicos con voz suasoria. Dime que me entiendes. Sí, oigo tu respiración, que me lo dice todo. Toda mía, radiofónicamente hablando.
Esta noche comienzo un nuevo libro. Aire fresco de viejas páginas. Me voy a París. Belle époque. Las mil y una mañanas de la pluma de una mujer. Tan evocadora que, al abrir las primeras páginas, no he podido resistirme a cometer un inocente robo para el título de esta columna.
Buen sábado, que el aire esté con ustedes y con su espíritu.
11/12/2021
[Imagen: Mark Rothko. "Nº 14" (1960)]
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