Comenzamos el 2022 con la introducción de nuevas palabras en el diccionario de la RAE. Esta vez la academia ha presentado casi 4.000 novedades. Un crecimiento que responde, según la directora del Diccionario de la lengua española, a la digitalización y tecnificación de la sociedad. Se incorporan términos como bitcóin, nueva normalidad, ciberacoso, criptomoneda, cortapega, cachopo, sanjacobo, chuche, gentrificación, valemadrismo, y nuevas acepciones de vocablos que ya existen, como empanado, quedada o rayar. Ya ven, una selección preciosa, un retrato conceptual del momento, palabras líquidas.
Me pregunto si realmente es necesario incluir términos y expresiones que todos conocemos porque pertenecen a la viva actualidad, que en breve quizá se desvanezcan de nuestra lengua como columnas de humo, que poco aportan en significado o en belleza, digamos que son normalitas tirando a vulgares.
Los diccionarios, esas joyas del saber, esos hogares del lenguaje, contienen tantos habitantes y tesoros que, abriendo cada día al azar por una de sus páginas, podemos descubrir seguro de cinco a diez vocablos maravillosos, desconocidos, o cuyo significado ni intuíamos. Voy anotando frecuentemente alguna perla que merece ser recuperda para incluirla en próximos escritos. Creo que rescatar palabras del olvido es como sacarles brillo para que vuelvan a lucir renovadas. Conceder una oportunidad para su uso resulta una experiencia gratificante, como inventarlas otra vez.
Y es tan rico nuestro idioma, tan inabarcable, que quizá deberíamos vaciar de cuando en cuando nuestro disco duro de información ordinaria y aburrida para hacer sitio a descubrimientos felices. Usar plétora en lugar de mogollón o una pasada, soconusco por chocolate hecho, pinturería por gracia, lacustre cuando hablamos de lagos, tahalí en vez de mariconera, alfanje para nombrar al pez espada, búcaro en lugar de jarra o florero, túrgido por hinchado, lanzar ditirambos y no piropos, o llamar crapuloso a un ‘vivalavirgen’.
Se puede jugar infinitamente, aprender y desaprender, enriquecerse y tirar a la basura. Las viejas palabras, sólidas y bellas, siempre estarán ahí para elegirlas y construir a nuestro antojo, incluso para regalar: osatura, incantación, légamo, subitáneo, sicomoro, agapanto. Ahí dejo media docena. Disfruten.
5/2/2022
[Imagen: Vittorio Corcos, "Sogni" (1896)]
Comentarios
Publicar un comentario