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Cabreo 'elegante'



Me he estrenado con una institución: el Justicia de Aragón. Fue el pasado jueves. Sumamente cabreada por un problema que ya no sé cómo resolver y me perjudica gravemente, a mí y a mucha gente, la luz, ¡ay la luz!, decidí ponerme manos a la obra y redactar una carta-queja que envié a través de la web destinada a ello.
Para mi sorpresa, justo al día siguiente recibo una notificación que incluye una carta respuesta del mismo Justicia de Aragón. Redacción óptima, ortografía impecable, sin un solo anglicismo, sin florituras, de comprensión clara para un ciudadano medio. ¡Oh! 
En ella se acusa recibo de mi queja, se compromete a revisarla y a actuar si conviene a nivel individual o colectivo, y agradece mi confianza “esperando que la gestión de su asunto esté a la altura de sus expectativas”. Esta última frase ¡es perfecta! 
Me llama la atención la disposición armónica de la estructura epistolar. El logotipo en color de la Institución con el nombre y apellidos de la persona que la representa, el cuadro registro de salida con su código de barras, número de expediente, mi nombre y mail, en la parte superior. La caja central del texto con sus márgenes laterales amplios, espaciados justos entre párrafos, sin sangre en primera línea, sin partición de palabras; todo limpio y carente de agresividad visual. Por último, la firma personal y el sello, ambos en tinta azul, como debe ser si se desea provocar la sensación de cercanía al receptor, de que, pese a provenir de un administrador de justicia, no se trata de una mera gestión burocrática fría y lejana. 
Me da igual si es una carta-tipo, un cliché semiautomático donde sólo varían los elementos de la cabecera. Me da igual que, en lugar de recibirla en papel, me haya llegado al buzón electrónico en formato pdf. Me da igual, porque para mí lo importante es que la respuesta ha sido rápida, clara, elegante y con predisposición a resolver. Lo cual me inspira lo que pretendía el remitente: confianza.
Ya me gustaría a mí que otras administraciones o empresas varias respondieran a mis mensajes con idéntica prestancia. Bueno, con la mitad me valdría. En ocasiones me conformaría con que al menos respondieran sin más.
Cuánto deben aprender todavía los ‘influencer’, ‘ceo’, expertos en ‘marketing’ y ‘demases’ comunicadores en materia de lenguaje, que prostituyen el castellano largándose con el amante anglosajón, ahorrando vocabulario para niquelar una expresión rápida, floja e insulsa, nivel ‘deandarporcasaconpantuflas’. 
Para emitir una queja, igual que para responderla, se requiere un poco de seriedad, reflexión, preparación del tema, inversión de tiempo y elegancia. Es lo mínimo. Eso es justo lo que el Justicia de Aragón ha recibido por mi parte. Eso es justo lo que, de momento, he recibido de la suya. Después, sólo espero Justicia, no agua de borrajas, aunque sean de la tierra. 

30-04-2022
[Imagen: Alexander Calder]

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