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Más y mejor periodismo


Ayuso ‘buenorra’ y otras invitadas a Zarzuela vestidas de “yo soy tu menstruación”.

Esta frase introductoria es ni más ni menos que un titular de una noticia del periódico El Mundo. La vi el otro día, quedé anonadada y he querido rescatarla como auto-reclamo para escribir esta columna. Pertenece a la versión digital, desconozco si salió en papel. He aquí que se incluye en una de las secciones del periódico llamada LOC, situada entre las pestañas de ‘cultura’ y ‘televisión’. Puesto que no aclara lo que significan esas siglas y echando un vistazo general a las noticias que aparecen (con el color rojo asociado, más serio que el rosa o el amarillo), me he puesto a jugar a las adivinanzas: Lo que Ocurre con el Corazón; Lee, Ojea y Cotillea; Lujosas Opiniones sobre Celebrities; Líbrame de Ocurrencias Cabales; Lecturas para Ojos Calientes… He tenido que ‘googlear’ para obtener la respuesta correcta: La Otra Crónica. ¡Acabáramos! O sea, una avispada y atractiva selección de periodismo cuqui, mucho más interesante (¡dónde va a parar!) que ‘ciencia y salud’, pestaña relegada al penúltimo lugar. 

No es cosa exclusiva de este diario, que se precia de ser de los más insignes del periodismo español. Lamentablemente, este tipo de crónicas parece algo endémico en una amplia variedad de publicaciones de medios de comunicación. En redes sociales se posicionan titulares “sonrojantes” por delante de noticias de verdadera trascendencia. ¿Es lo que vende más o es lo que tratan de vendernos?

Otra “joya de la corona” informativa es el bloque ‘deportes’ que, por descontado, siempre precede en tiempo e importancia a ‘cultura’. ¿Por qué? En realidad, debería etiquetarse como ‘competiciones deportivas’, incluso a veces directamente ‘el fútbol y sus estrellas’. Me pregunto si consideran de interés relevante que en el telediario un joven futbolista o un entrenador ocupe más de un minuto en línea de máxima audiencia con sus declaraciones sobre un partido jugado o por jugar, donde se suceden perlas lingüísticas repetitivas como “bueno…” y poco más.

También considero de una existencia excesiva a los opinadores. Cualquier medio que informe sobre actualidad cuenta indefectiblemente con una nómina de supuestos expertos que emiten su juicio de valor, opinión o sentencia, muy a menudo políticamente tendenciosa. Con esta coyuntura la noticia va perdiendo su propia entidad, la información rigurosa en sí misma queda desplazada a un segundo plano en favor de criterios subjetivos. Cómo echo de menos la figura del periodista de verdad, ése que indaga en busca de la realidad, con objetividad, confirmación de las fuentes, autocrítica y ética para luego informar. Pero, claro, ese profesional seguramente anda en la cola del paro, o ejerciendo humildemente en un periódico, tv o radio local, o fundando su propio canal informativo de gratis, porque no se aviene a comulgar con las imposiciones ideológicas de una corporación mediática o porque ya no tiene estómago para tragar tanta basura.

Así están las cosas. Algunos lo hacen bien. Pero, sin duda, para nuestra salud mental necesitamos más y mejor periodismo.

21-5-2022

[Imagen: Robert Capa fotografiado por Gerda Taro en Segovia, España, en 1937 (INTERNATIONAL CENTER OF PHOTOGRAPHY/MAGNUM PHOTOS)]

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