Números redondos

La atracción por los números redondos es inherente ya al ser humano. Incluso ha sido objeto de serios estudios. Cómo nos gustan el 10, el 25, el 50, el 100 y todos los números acabados en 0 ó 5. Celebrar los aniversarios con estas cifras es como celebrar la redondez, que se nos antoja alegría, perfección, éxito. Los números redondos nos atraen porque son más fáciles de procesar, y eso le encanta a nuestra parte primitiva o reptiliana del cerebro, la de los instintos básicos como la supervivencia y el bienestar, el ahorro de esfuerzo; no le atrae tanto a la parte límbica, la de las emociones, y mucho menos al neocórtex o cerebro nuevo, el del razonamiento y la resolución de problemas. Si queremos expresar una cifra irregular, difícil, tendemos a redondear. En lugar de decir: lo he vendido por 998 euros, ajustaremos diciendo que lo hemos vendido por 1.000, lo cual nos produce más placer y sabemos que nos comprenden mejor. 

Siempre he creído en la ‘magia’ de los números, la ‘matemática poética’ como la llamo. Los números redondos, los capicúas, la sucesión de Fibonacci, la razón áurea, las equivalencias, coincidencias y secuencias, las incógnitas a despejar, las cifras que bailan, y la geometría que refleja la naturaleza misma. Todo pura belleza. 

Con ésta son 100 las columnas escritas y publicadas en mi blog, que es suyo también. De ahí el tema de mi escritura de hoy. Un acontecimiento señalado con dos ceros creo que bien merece cierta celebración, al menos un señalamiento evidente. Y quiero recordar cómo comenzó la cosa. Un día sentí la necesidad de lanzar mi opinión sobre una cuestión de actualidad. Pasada una semana, volví a hacerlo. Y así, unas veces por inercia y otras por empeño, cada sábado iba lanzando a la red virtual mis pequeñas reflexiones columnarias, una de cal y otra de arena, sin saber muy bien adónde llegarían ellas y yo. Creé el blog, a modo de hogar para alojarlas y también como aeropuerto de despegue. Algunas han tomado un destino fijo relevante: el periódico La Comarca . Desconozco el rumbo de las demás. Pero sé que entre todas ellas han conseguido que el blog alcance e incluso acabe de sobrepasar las 5.000 lecturas, algo que me hace muy feliz. Saber que, de media, cada texto ha sido leído por 50 personas, compensa sobradamente mi solitaria labor y me renueva el deseo de continuarla un sábado más. Me niego ‘en redondo’ a abandonar. Vaya por delante mi gratitud por su tiempo, estimado lector o lectora. Por detrás, y siempre en la intimidad, va la satisfacción tan bonita de terminar un artículo, releerlo y darle a publicar, sintiendo que te ha quedado redondo. 

[Imagen: En el parque de Muel (2023). Marisa Lanca]

6-5-2023