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Buscar la música


Tenemos tantas fuentes donde encontrar música, ese alimento imprescindible, que a veces nos quedamos sólo con lo más evidente, quizá por desconocimiento de la propia esencia.

En el mundo clásico ya lo percibió Pitágoras de esta forma: «La materia física es música solidificada». Lo creamos o no, la naturaleza lleva implícitas notas que configuran un ritmo universal, música silenciosa. Con el tiempo se han desarrollado multitud de teorías para explicar el sentido de la misma, mas nadie ha podido resolver con certeza la cuestión. ¿Qué contienen los sonidos que pueden tocar nuestro sistema nervioso y emocionarnos a puntos que ninguna otra cosa puede alcanzar? La música tiene mucho de magia, de misterio, y representa un algo muy potente que no somos totalmente capaces de comprender, pero al que acudimos una y otra vez irremisiblemente. Quizá dio con la clave Nikola Tesla, al sentenciar: «Quien quiera entender los secretos del universo, que piense en energía, frecuencia y vibraciones».

Convertir la música en arte es una labor creativa propia del ser humano. Pero no olvidemos que la naturaleza fue la primera, y eso la ciencia lo sabe bien. Leonardo da Vinci, genio en ambos sentidos, artístico y científico, también lo fue por su pericia musical. Autor de la máxima: «La naturaleza nunca infringe sus propias leyes», a través de la experimentación con vibraciones y sonidos armónicos explicó: «La resonancia simpática se produce cuando unas cuerdas (sonido generador) percutidas o tañidas con el arco, excitan a través de las ondas sonoras el sonido de otras (sonido resonador), no estimuladas directamente». No deja de resultar curioso que llamara a la resonancia ‘simpatía entre cuerpos vibratorios’.

En una onda similar (si se me permite el juego de palabras) nos encontramos con las frecuencias Solfeggio, una escala musical antigua que contiene seis frecuencias principales, cada una con su energía y sus beneficios para el cuerpo humano. Y es que, como indicó Tesla, el equilibrio energético es un requisito previo para la salud humana, así como para el progreso.

En este año recién estrenado, un buen propósito sería sacudirse el polvo y buscar la música allá donde nos encontremos, que es como buscar la armonía, la belleza, la energía sanadora, que en realidad está en todas partes. Para ello hay que dar un paso más. No te quedes con ver, mira. No te conformes con oír, escucha. No te quedes con caminar, pasea. No te resignes a respirar, aspira, huele. No creas suficiente el tocar, acaricia. Que no te baste tragar, saborea.

Pitágoras, Leonardo y Tesla siempre dieron un paso más, buscaron y encontraron. Nosotros también podemos hacerlo, en nuestra propia tierra. Y progresar. Como ya lo hizo el Pastor de Andorra o lo están haciendo los Kalumnia de Valdealgorfa. No importa la escala ni el color, sino vibrar con simpatía, sentirse vivo.

Imagen: Glen Allison

[Artículo publicado en periódico La Comarca, Opinión Independiente. Viernes 5/1/2024]

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