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En todas partes...

Decía Sancho Panza en El Quijote: “No hay camino tan llano que no tenga algún tropezón o barranco; en otras casas cuecen habas, y en la mía, a calderadas”. De tantas chanzas que se cuentan en una novela de caballerías de tal calibre, resulta grato que puedan extraerse otras tantas verdades y enseñanzas que posteriormente se han resumido en dichos o refranes de uso muy extendido. Así, esta frase cervantina mudó a “en todas partes cuecen habas”. Y la entendemos a la perfección, sabiendo que antes las habas constituían un alimento de personas humildes e incluso de animales. Lo que viene a decir, vaya, que los disgustos, defectos o problemas se sufren en todos los lugares y circunstancias, sin excepción.

Esta frase bien podría encadenarse con la de “nadie es perfecto”, y de ésta derivarse la que dice “el que no se consuela es porque no quiere”. Algunos ven aquí la importancia de adoptar una actitud optimista para sobrellevar mejor una situación negativa. Aunque también se podría considerar el concepto de resignación, depende del punto de vista. Y así, vamos navegando, entre consoladores espirituales variopintos.

Pero hay personas que no se conforman ni consuelan a la primera de cambio. Y por eso me gustan y procuro tenerlas lo más cerca posible. Es el caso de la que me ha inspirado esta columna: mujer guerrera, sabia, elegante, culta, con sentido del humor y sin tonterías gratuitas que salgan de su boca, como periodista profesional que es. Solemos leernos mutuamente, comentarnos y, de paso, regalarnos algunas ‘flores’ virtuales. Vasca de nacimiento y aragonesa de adopción y asentamiento. El otro día sentenció: “En todas partes cuecen ignorancias”. ¡Mari Cruz, ahí le has dao! Fue una puntilla muy inteligente, a propósito de una reflexión de ella misma sobre la disminución de la inteligencia humana, según los científicos, desde los años setenta hasta hoy. “Pruebas abrumadoras acosan cada día nuestra frágil defensa del conocimiento”, dices. Te doy la razón, querida Soriano. Estamos cociendo ignorancias por doquier y convirtiéndolas en un alimento, no básico, sino de restaurante caro, y relamiéndonos, encima, por el sabor delicioso sin parangón. ¡Qué triste oír palabras juntas, no reflexionadas, fruto de recursos que se pueden encontrar de manera creciente en el mundo digital! La Inteligencia artificial ya piensa por la mayoría de ilustres ignorantes.

Menos mal que también en todas partes puede encontrarse un resquicio de frescura inteligente, unas matas del mejor romero, una miel exquisita, un bacalao de primera o unas costillicas de ternasco delicadas. Aprendamos a tener nariz aguda, paladar fino y ojo avizor para no confundir el tocino con la velocidad, para distinguir churras de merinas y, sobre todo, que no nos den gato por liebre.

Imagen: "Head" de Saul Steinberg (1945)

[Artículo publicado en periódico La Comarca, Opinión Independiente. Viernes 6/6/2024]


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